miércoles, 9 de diciembre de 2009

Dolor de cabeza


A veces sí deseo con muchas fuerzas que esto que llamo mi vida sea algo más que movimientos dialécticos, más que música y letras, más que esta nube confusa y aterradora de ideas, pensamientos y juicios sobre todo. A veces quisiera ser constructor y elevar en piso alguna casa o por lo menos una choza, algo que simbolizara que sirvo para algo, algo que fuera símbolo tangible de mi paso por el mundo.

Son miles las opiniones que inundan mi cabeza, opiniones sobre todo, y mientras más crezco más confusas y demandantes se vuelven (a veces siento que voy a enloquecer, y creo que si no escribiera tanto mi cabeza explotaría). Ahora comprendo muchas cosas de mí. De mi necesidad de "evitar" el sufrimiento de todas mis personas queridas, aún a costa de mi salud. Ahora entiendo que lo que más disfruto en esta vida además del egoísta placer que me provoca la música es ayudar a los demás. No sé porque lo disfruto pero así es.

Una vez dijo un monje budista que para tener sabiduría verdadera había que deshacerse de todas las opiniones.

Mientras más lo medito más de acuerdo estoy con eso.

A veces desearía también ser ese niño tonto que fui alguna vez. Sin la mente abierta pero con convicciones. Convicciones que quizá estaban crudas y viceralmente tenidas, pero firmes a fin de cuentas. Quisiera ser un tonto que cree saber algo, no el tonto lleno de dudas que soy ahora.

...

Ámame niña tonta, Ámame y no sepas porqué. Ámame y mira en mí lo que quieres que sea. No soporto no serlo. Desea entrar en mi
alma. Desea mis manos y mis ojos. Desea huir de todo. Desea que te vea y que te toque. No quiero no existir en tu paisaje. Quiero brillar contigo en mi cielo.

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