martes, 1 de diciembre de 2009

No me quiero ir


No me quiero volver a ir, es eso, tengo la sensación de que no quedaré satisfecho si me vuelvo a ir, no quiero estar lejos de lo que amo, y en estos momentos siento que lo que amo es mi familia.

Aún cuando aquí con ellos, no siento esa plenitud absoluta, esa sensación de libertad que me embargaba cuando caminaba solo por esas calles escuchando música y sintiendo que eso y sólo eso es el fin último de mi vida, sí que siento que me consuela y me reconforta saber que estoy en un círculo familiar, que estoy integrado a esa célula, que soy el hijo de alguien, el hermano de alguien, el primo de alguien y que nosotros somos, nosotros estamos juntos para todo, para ayudarnos y amarnos, para disfrutar de los momentos comunes, porque pese a que antes veía con apatía todo lo relacionado a las relaciones sociales e incluso encontraba sensaciones y razones de peso para creer que es mejor estar en soledad, el estar aquí inmerso en este mar de cariño familiar (en el cual no estaba desde hace ya casi 9 años) me reconforta, me absorbe por completo y me distrae de esa mi extraña meta caduca.

Claro, mi meta caduca, tengo que hablar de ello.

Llegué a pensar (después de una decepción amorosa de la cual estoy recuperado pero que ha logrado dejarme marcas dolorosas) que lo único que podía guiar mi vida y que le podía dar sustancia a mis días era el amor, sí, el amor de una mujer, una mujer que conocí en otro tiempo y en otro lugar, una mujer que era perfecta. Esta mujer (niña de hecho) simplemente fue todo lo que alguna vez soñé; el gran problema radica en que (como reza un aforismo que escuché por ahí) sentimos nuestro lo que amamos, y le amé tanto que sentía que era mía, lo cual es algo tonto porque somos dos voluntades. Es evidente que una voluntad no es dueña de otra, aunque bien, el ser humano es un ser que desea los deseos de otros, así que es natural que uno sienta que puede absorber o de alguna manera "encadenar" el alma de otra persona.

Ahora sé que no es verdad, aunque suene obvio, es largo el camino que hay que recorrer para entenderlo completamente. Cuando la vi perdida absolutamente, cuando supe que mi destino era estar lejos de ella, comprendí que mi mundo tenía que girar sobre otro sol. Abandoné mis deseos de luchar por ella y al hacerlo, sentí que renunciaba a todas mis luchas. Ahora mismo me siento alguien derrotado, siento que no quiero luchar por nada más en esta vida, ¿Habrá alguna razón para considerar que uno DEBE luchar por algo? Qué pasaría si en mi personalidad no existiera esa voluntad más, ¿Debería obligárseme a luchar aún cuando ya no le veo sentido? No lo creo, siempre quise luchar porque sentía que debía hacerlo no porque fuera parte de mí ser así. Siempre he tenido motivaciones extrínsecas, sin embargo en ésta mi primera lucha (la de ser músico) aprendí tanto que nunca me arrepentiré de haber llevado a cabo esfuerzos tan brutales como los que llevé a cabo. Ahora creo que el sentido de mi vida es la experiencia estética, no quiero más luchas, no más concursos ni peleas por sobresalir, quiero una vida tranquila, en un mundo donde pueda yo dar todo lo que tengo para dar, sin presiones de ningún tipo. ¿Cómo hace un rey que perdió todas sus batallas y que tiene que entregar todo, su reino, sus súbditos, todo, para reponerse y comenzar de nuevo? ¿Cómo empezar de ceros ya que todo aquello que era mi meta no está más ahí?

Ser o no ser, hacer o no hacer, conformarse o resignarse, esta cuestión es eterna. Qué hacer, ¿o acaso se trata de elegir la inacción?, La opción de ser un vago consciente no es parte de mi más, no quiero eso, sin embargo siempre he preferido el reposo al movimiento. Si en algunas situaciones soy acelerado o muy nervioso se debe a otras cosas, no es parte de mi personalidad ser así, de hecho si pudiera elegir, escogería una actividad muy pasiva, algo que implicara estar en el campo o trabajar la tierra, lejos de la ciudad y de la basura de gente que conozco.

Otra cosa que pensé hoy es que quiero una vida social más movida, activa en el sentido de que quiero seguir estudiando algo, no sólo porque tengo un real interés en la psicología, en la filosofía, en la literatura y en la lengua, sino porque siento que no puedo dejar de sentirme alguien joven que se encuentra en la escuela, estudiando, conviviendo con la juventud que tiene ansias de saber.

Quiero conocer más mujeres, quiero conocer alguna mujer joven mestiza y bella con el corazón abierto hacía mí, una mujer que me deje entrar en sus sueños y en su más íntimas emociones. Y es que ahora lo único que quiero es belleza, una belleza que me hechice y que me haga perder la razón que tanto me sobra en estos días; creo que me endurecí después de sentirme derrotado y para calmar mi dolor opté por tomar una actitud racionalista ante la vida porque creí que era lo correcto, actuar siempre con la razón, caray, ahora creo que son patrañas, ahora siento que debo escuchar mi humanidad y actuar conforme una moral estoica sembrada en mi pecho. No religión, odio la religión.

Ahora me interesan mucho las humanidades, todo lo que tenga que ver con cómo ve el ser humano al mundo. Las ciencias exactas perdieron su encanto para mí, creo que el mundo es imposible de conocerse y por tanto "ciencia exacta" no existe para mí.

Necesito ver belleza, amar belleza, sólo belleza, belleza en el campo, en el cielo, belleza a mi lado y en mis oídos, belleza en mis ojos y en mis manos, ¿Cómo es estar enamorado? Creo que ya lo olvidé... aunque sí que conocí bien esa emoción... Sé que no hay nada en este universo más hermoso que estar enamorado y dormir y morir enamorado, el problema es encontrar a ese alguien que se lo merece y que por ese extraño azar tan frustrante se niega a aparecer...

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