lunes, 2 de noviembre de 2015

Y así discurre mi vida.

A veces piensos en si cambiaría algo si te llamaras María o Renata o Universo. De pronto comprendo que no es tu nombre sino tus ojos. Y no lo que yo veo, sino de lo que inundas al universo. Eres única, irrepetible, extraordinaria, irreemplazable. Eres todo y nada. Hueles a mí, a tierra, a piano, a campo, a lluvia, a vida. Suave como seda, blanca como nube, lejana como estrella, bella como luna, perfecta como Rosa, divina como Bach, fugaz como una idea, eterna como Dios. 

Prisionera de tu propia belleza, ave desplumada, musa de pocos,

Y así discurre mi vida, pensándote sin que lo sepas. Viendo en ti algo que no sabes que se podía 

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